sábado, octubre 27, 2007

Lloverá siempre, C. Denis Molina; a un año de vida de Bandeja...

[...] Dionisio sintió cómo el silencio medía el espacio donde se hallaba, y desde él interrogó a los muros encalados , con techo de zinc, con tirantes ahumados, a la puerta colorada que ponía en comunicación aquel cuarto con el otro... después vino el pito del afilador a espantar el silencio como a un pájaro, y entonces el niño intentó seguir su vuelo, salió corriendo detrás de él, esperando verlo posarse en algún árbol, y cuando atravesó la puerta y llegó al corredor, el silencio ya no estaba, se había ido dejando una estela en el aire que se desvanecía como una extraña sensación de sueño, entre las copas de los árboles que ahora miraba.Dio unos pasos perdidos, y cuando las cosas empezaron a tomar sus colores de antes,se topó con su padre orinando junto a una de las ruedas del carricoche. Se sintió casi culpable de aquello tan desagradable y su corazón comenzó a latir con fuerza.Hubiera querido correr a las faldas de su madre y ponerse a llorar como para siempre.Y así se le empañaron los ojos y su turbación lo hizo remblar . Volvió al cuarto, se tiró sobre su catre, y se puso a llorar como si nunca más pudiera dejar de hacerlo..."

Lloverá siempre, novela, Carlos Denis Molina
La Biblioteca de Radio Sarandí, vol 66

en la contratapa C. Maggi escribe: "...No creo que la literatura
uruguaya pueda prescindir , en ningún tiempo de esta narración diferente a todas, donde un niño soñador y desamparado impone su testimonio atroz sin denuncias ni acusaciones, por el simple hecho de ser como es y de estar donde está.Hace más de treinta años que admiro esta obra que vi hacer, sigue siendo misteriosa para mi y además me duele y me hace vivir con más cuidado.

la primera edición la prologó Arturo Sergio Visca; la segunda, y esta tercera viene prologada por J. C. Onetti que comienza deciendo "Prometimos, sin juramento, escribir este prólogo ...Ya se dijo que nadie lee prólogos ni epílogos. Este recuerdo nos fortalece y protege...El original de dos páginas -lo tuvimos o tenemos en Buenos Aires- fue adelgazando, por lealtad , por afán de perfección, hasta que la frase : " Al carrito de lechero, con sus tres caballos blancos, le costaba mucho ser una cosa más dentro de tanta agua" puso fin a ciento veinticinco páginas impresas. Si Denis Molina hubiera persistido en su complejo de automutilación, no tendría hoy libro ni prólogo.Para desgracia,para felicidad..."
anota Jorge L.:
"...Por algo le gustaba a JCO Un par (o mas) de veces Onetti lo cita en sus relatos y novelas con una frase mas o menos asi: " de todos modos, como alguien escribió, lloverá siempre" Jorge..."

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