jueves, enero 21, 2010

Clarissa sabía lo que le faltaba



"...Clarissa sabía que era lo que le faltaba. No era belleza, no era inteligencia. Era algo central y penetrante; algo cálido y central que alteraba superficies y estremecía el frío contacto de hombres y de mujeres, o de mujeres juntas. Porque esto era algo que ella podía percibir oscuramente. Le dolía, sentía escrúpulos que solo Dios conocía, o quizá, eso creía, enviados por la Naturaleza (siempre sabia); sin embargo, a veces, no podía resistir el encanto de una mujer, no de una muchacha, de una mujer confesando, cual a menudo le confesaban, un mal paso, una locura. Y, tanto si se debía a piedad, o a la belleza de estas mujeres, o a que era mayor que ellas, o a una causa accidental, como un débil aroma o un violín en la casa contigua (tan extraño es el poder de los sonidos en ciertos momentos).
Clarissa sentía sin lugar a dudas lo que los hombres sienten. Solo por un instante; pero bastaba. Era una súbita revelación, un placer cual el que una intenta contener y que después, al extenderse, hace que una ceda a su expansión, y el rubor llega hasta el último confín, y allí queda temblando, y el mundo se acerca, pletórico de pasmoso significado, con la presión del éxtasis, rompiendo su fina piel y brotando, mamando, con extraordinario alivio sobre las grietas y las llagas. Entonces, durante ese momento, Clarissa había visto una iluminación, una cerilla ardiendo en una planta de azafrán, un significado interior casi expresado. Pero la cercanía desaparecía. Había terminado el momento..."

La Señora Daloway
Virginia Wolf

Ed Lumen

Jorge L. juega fuerte desafiando con un fragmento de una de las mejores obras de esta gigante llamada "Clarissa", perdón...Virginia; da para más comentarios y reflexiones; por ahora así...



anota Jorge L.

Soy reiterativo, pero no puedo dejar fuera de Bandeja un trozo de quien es para mi gusto una de las mejores plumas del siglo XX. Una prosista exqusita, dueña aún joven de un "almacén" lexical impresionante y un capacidad poética muy personal. De sus escasas novelas, esta es la que más me gusto. Creo que tenemos un fragmento de Orlando o tal vez de Al Faro, pero me quedo con la Señora Clarissa. Muchos posteriores a 1912 aprendieron de ella.

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